Esta doctrina se está infiltrando dentro de la iglesia Adventista. Esta es una doctrina que enseña que los bebés desde que nacen son pecadores, porque son culpables del pecado de Adan, aún sin tener conciencia de pecado ni uso de razón.
El principal promotor de esta enseñanza fue san Agustín de Hipona (354-430 DC), este doctor de la iglesia católica sostenía que por herencia llegamos a ser culpables del pecado de Adan y Eva, aún sin haber existido, más tarde esta doctrina la absorbe el calvinismo. De esta enseñanza surgió el bautismo de infantes, ya que solo por el bautismo los bebés se lesquita esa mácula. La citas preferida de esta doctrina es (Romanos 5:12-19; Efesios 2:1-3; Y el Salmo 51).
En la iglesia Adventista también se está promoviendo esta doctrina, por muchos pastores y profesores de teología, enseñan que por nacer en este mundo, automáticamente nos convertimos en pecadores, nacemos pecadores y los bebés son unos pecadores.
¿CUÁL ES EL TERRIBLE PROBLEMA DE ESTA DOCTRINA?
Proclamar esta doctrina, tira al suelo toda la teología Adventista, todas sus doctrinas, la verdad del santuario, el sellanmiento, el cierre de gracia, la perfección de carácter, la definición bíblica de pecado. Y lo más terrible se enseña de una forma sutil que Cristo por nacer en este mundo también se convirtió en pecador. Por consiguiente tendríamos que cambiar nuestra Cristologia y ceer en la predestinación, una tema muy mal comprendido y sacado de contexto.
¿QUE ES PECADO?
La biblia define el pecado como Transgresión de la ley (1 Juan 3:4), rebelión contra Dios (Deuteronomio 9:7; Josué 1:18) y saber hacerlo lo bueno y no hacerlo (Santiago 4:17).
Pecado del Gr. ἁμαρτία- jamartía “Errar al blanco” El pecado es ejecutado en pensamientos y malas acciones (Mateo 15:19). Para que exista pecado debe haber una desobediencia directa a un mandato de Dios. Pablo dice que conoció la codicia porque la ley dice “no codiciarás” (Romanos 7:7).
La doctrina del pecado original ve el pecado como un estado, y no como desobediencia a los mandamientos de Dios, esto significa que es imposible dejar de pecar, esto llevaría a Dios justificar al pecado, y llevarse al cielo a los que sigan pecando, pero la Biblia enseña todo lo contrario (1 Juan 3:4-8), la Biblia enseña que antes que Jesús regrese, tendrá un pueblo que dejó de pecar (Apocalipsis 22:11), Cristo no viene a perdonar pecados, viene a llevarse a pueblo sin mancha y sin arruga (Efesios 5:27).
“Ni aun las mayores tentaciones pueden excusar el pecado. Por intensa que sea la presión ejercida sobre el alma, la transgresión es siempre un acto nuestro. No puede la tierra ni el infierno obligar a nadie a que haga el mal. Satanás nos ataca en nuestros puntos débiles, pero no es preciso que nos venza. Por severo o inesperado que sea el asalto, Dios ha provisto ayuda para nosotros, y mediante su poder podemos ser vencedores”. – {PP 395.2}
¿QUE ES LO QUE HEREDAMOS DE ADAN?
Lo que heredamos de Adán NO es la culpa del pecado (Deuteronomio 24:16; Ezequiel 18:20) si no la naturaleza humana pecaminosa, una tendencia al mal que se desarrolla con el tiempo, y la llevamos a ejecutar cuando tenemos uso de razón y podemos hacer diferencia entre el bien y el mal (Santiago 4:17), esta naturaleza es imposible dominarla, a menos que tengamos en poder de Dios en nuestras vidas. Tener naturaleza pecaminosa NO es pecado, pecado es ceder a esa naturaleza (Santiago 1:13-15; Galatas 5:16-17), un bebé no puede considerarse pecador, porque no tiene conciencia de pecado (Deuteronomio 1:39).
¿JESÚS SE HIZO PECADOR POR TOMAR UNA NATURALEZA HUMANA PECAMINOSA?
La Biblia enseña que Jesús tomó nuestra naturaleza humana caída, una naturaleza física pecaminisa (Romanos 8:3; Hebreos 2:14-18), aunque podía ser tentado como hombre, no tenía propensión al mal o tendencia al pecado, propensión es sentir deseo o inclinación al mal, venció como hombre en su naturaleza humana caída (Hebreos 4:15-16; Mateo 4:1-11), su poder radicaba en la estrecha relación con el Padre (Juan 5:19-30), y esta misma victoria es ofrecida a los hijos de Dios (Filipenses 4:13; Judas 1:24; 1 Juan 3:5)
“La victoria que Jesús ganó en el desierto es una garantía de la victoria que usted puede ganar mediante su nombre. Su única esperanza y salvación está en vencer como Cristo venció.” . – {3TI 502.1}
“Mediante la fe y la oración, todos pueden cumplir los requerimientos del Evangelio. Ningún hombre puede ser obligado a pecar. Primeramente debe ser ganado su propio consentimiento; el alma debe proponerse a cometer el acto pecaminoso antes de que la pasión pueda dominar a la razón o la iniquidad triunfar sobre la conciencia. La tentación, por fuerte que sea, no es nunca excusa para pecar. “Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos”.* Clama al Señor, alma tentada. Échate, impotente, indigna, en brazos de Jesús, y echa mano de su auténtica promesa. El Señor oirá. El sabe cuán fuertes son las inclinaciones del corazón natural, y ayudará en cada momento de tentación.” Mensajes para los Jóvenes, p. 65
No hay comentarios.:
Publicar un comentario