El Sueño de Guillermo Miller como está en Primeros Escritos, y su Interpretación por Jaime White
Soñé que Dios, por una mano invisible, me mandó un cofre de curiosa hechura, que tendría unas diez pulgadas de largo por seis de ancho. Estaba hecho de ébano y de perlas curiosamente engastadas. Junto al cofre estaba atada una llave. Tomé inmediatamente esa llave y abrí el cofre, al que, para mi asombro y sorpresa, encontré lleno de joyas: diamantes, piedras preciosas y monedas de oro y plata, de todo tamaño, valor y clase, hermosamente ordenados en sus lugares dentro del cofre; y así colocados reflejaban una gloria y una luz que sólo podían compararse con la del sol. Pensé que no debía disfrutar solo de este espectáculo maravilloso, aunque mi corazón rebosaba de gozo frente al esplendor, a la hermosura y al valor del contenido. Lo puse por lo tanto sobre una mesa en el centro de mi habitación e hice saber que cuantos quisieran podían venir y ver el espectáculo más glorioso y brillante que hubiese visto hombre alguno en esta vida. La gente comenzó a acudir. Al principio eran unos pocos, pero el número fue aumentando hasta ser una muchedumbre. Cuando miraban por primera vez el interior del cofre, se admiraban y dejaban oír exclamaciones de gozo. Pero cuando el número de espectadores aumentó, cada uno se puso a desordenar las joyas, sacándolas del cofre y desparramándolas sobre la mesa.
Comencé a pensar que el dueño iba a exigir de mi mano la devolución del cofre y de las joyas; y si toleraba que las esparciesen, jamás podría volver a colocarlas dentro del cofre; y considerando que nunca podría hacer frente a la inmensa responsabilidad, empecé a rogar a la gente que no tocase las joyas ni las sacase del cofre; pero cuanto más les rogaba, tanto más las esparcían; y llegaban hasta a hacerlo por toda la pieza, sobre el piso y sobre cada mueble.
Vi entonces que entre las joyas y las monedas genuinas se había introducido una innumerable cantidad de joyas y monedas falsas. Me indignó la conducta vil e ingrata de la gente, a la cual dirigí reproches; pero cuanto más los reprendía, tanto más desparramaban joyas y monedas falsas entre las genuinas. Me aire entonces y comencé a valerme de la fuerza física para empujarlos fuera de la habitación; pero mientras echaba a una persona, tres más entraban y traían suciedad, como virutas, arena y toda suerte de basuras, hasta cubrir cada una de las joyas, las monedas y los diamantes, que quedaron todos ocultos de la vista. También hicieron pedazos el cofre, y dispersaron los restos entre la basura. Me parecía que nadie consideraba mi pesar ni mi ira; me desalenté y descorazoné por completo, de manera que me senté a llorar.
Mientras estaba así llorando y lamentándome por la gran pérdida y la gran responsabilidad que me tocaba, me acordé de Dios, y le pedí fervorosamente que me mandase ayuda. Inmediatamente se abrió la puerta, y cuando toda la gente su hubo ido entró un hombre en la habitación. Tenía una escobilla en la mano; abrió las ventanas y comenzó a barrer el polvo y la basura de la habitación. Le grité que tuviese cuidado, porque había joyas preciosas dispersas entre la basura. Me contestó que no temiese, porque él "les prestaría su cuidado."
Después, mientras barría el polvo y la basura, las joyas espurias y las monedas falsas subieron todas y salieron por la ventana como una nube, y el viento se las llevó. En el bullicio, cerré los ojos un momento; y cuando los abrí, toda la basura había desaparecido. Las preciosas joyas, las monedas de oro y plata y los diamantes estaban desparramados en profusión por toda la pieza. El hombre puso entonces sobre la mesa un cofre mucho mayor y más hermoso que el primero, y reuniendo a puñados las joyas, las monedas y los diamantes, los puso en el cofre, hasta que ni uno solo quedó afuera, a pesar de que algunos de los diamantes no eran mayores que la punta de un alfiler. Llamándome entonces, me dijo: "Ven y ve."
Mire en el cofre, pero el espectáculo me deslumbraba. Las joyas brillaban diez veces más que antes. Pensé que habían sido limpiadas en la arena por los pies de aquellos impíos que las habían desparramado y pisoteado en el polvo. Estaban dispuestas en hermoso orden dentro del cofre, cada una en su lugar, sin que el hombre que las había puesto allí se hubiese tomado un trabajo especial. Grité de gozo, y ese grito me despertó.
INTERPRETACION AL SUEÑO DE GUILLERMO MILLER, POR JAIME WHITE
Interpretación: “La verdad Presente” mayo 1850
El “cofre” representa las grandes verdades de la Biblia relacionadas con la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo, las cuales fueron dadas para ser publicadas por el Hno. Miller.
La “llave adjunta” es su manera de interpretar Palabra profética, comparando la Escritura con la misma Escritura, siendo la Biblia su propio interprete. Con esta llave el Hno. Miller abrió el “cofre” o las grandes verdades sobre el advenimiento, para el mundo.
Las “joyas, diamantes y monedas” de “todos tipos y tamaños” tan ”bellamente ordenadas en diferentes lugares del cofre” representan a los hijos de Dios (Malaquías 3:17) de todas las iglesias, y de casi todos los lugares y situaciones de la vida, quienes recibieron la fe del advenimiento, y fueron vistos tomar una posición valiente en sus lugares de origen, en la santa causa de la verdad. Mientras se movían en este orden, cada uno atendiendo su propio deber, y caminando humildemente, “ellos reflejaron una gloriosa luz” hacia el mundo, igualada solo por la iglesia en los días de los apóstoles. El mensaje (Apoc. 14:6,7), fue por así decirlo, sobre las alas del viento y la invitación, “Venid, pues todas las cosas están listas ()” salió fuera con poder y efecto.
“La gente comenzó a entrar, al inicio era un numero pequeño, pero creció a ser una multitud.” Cuando la doctrina del advenimiento fue predicada por primera vez por el Hno. Miller, y unos cuantos mas, tuvo muy poco efecto y pocos fueron despertados por ella; pero de 1840 a 1844, doquiera se predicaba, toda la comunidad se despertaba.
Cuando el primer ángel que volaba (Apoc. 14:6,7) comenzó a predicar el evangelio eterno, “Temed a Dios, y dadle honra porque la hora de su juicio ha llegado,” muchos exclamaron de gozo en vista a la venida de Jesus, y la restitución, quienes después se opusieron, se burlaron y ridiculizaron la verdad que poco antes les había llenado de gozo. Ellos perturbaron y dispersaron las joyas. Esto nos trae al otoño de 1844, cuando el tiempo de la disipación comenzó.
Marquen esto: Fueron aquellos quienes una vez “exclamaron de gozo” los que perturbaron y dispersaron las joyas. Y nadie ha dispersado y dejado al olvido tan eficazmente al rebaño, desde 1844, como aquellos quienes una vez predicaron la verdad y se regocijaron en ella; pero desde entonces han negado las obras de Dios y el cumplimiento de la profecía en nuestra experiencia anterior del advenimiento.
El testimonio del Hno. Miller, por varios meses después del clamor de la media noche, en el séptimo mes, 1844, fue que la puerta estaba cerrada y que el movimiento adventista era el cumplimiento de la profecía y que habíamos tenido la razón en los tiempos. El entonces exhorto a su hermandad a través del Advent Herald (publicación en Ingles) a mantenerse firmes, ser pacientes y que no haya rencores entre ellos, y que Dios pronto los justificaría por predicar el tiempo. De esta forma el suplica por las joyas mientras él se sentía responsable de ellas y eso sería grandioso. Las “joyas y monedas falsas” que fueron esparcidas junto con las genuinas, claramente representan a los falsos conversos, o “hijos extraños,” (Oseas 5:7) desde que la puerta fue cerrada en 1844.
“El polvo y basura, arena y todo tipo de escombro,” representan los numerosos errores que han sido traídos dentro de los creyentes del advenimiento, desde el otoño de 1844. Aquí hago notar algunos de ellos.
1. La posición que algunos “pastores” presuntuosamente tomaron inmediatamente después de que Clamor de Media Noche fue dado, era que el poder fundidor del Espíritu Santo presente en el movimiento del mes séptimo fue una influencia hipnótica. George Storrs estuvo dentro de los que primero tomo esta posición. Vean sus escritos a fines de 1844 en “El Clamor de Media Noche” (Midnight Cry), publicado entonces en la ciudad de Nueva York. J.V. Himes, en la Conferencia de Albany en la primavera de 1845, dijo que el movimiento del séptimo mes produjo un mesmerismo de 7 pies de profundidad. Esto me dijo alguien que estuvo presente, y escucho la declaración. Otros que tuvieron una parte activa en el clamor del séptimo mes, han desde entonces dicho que el movimiento fue una labor del Diablo. Atribuir las obras de Dios y el Espíritu Santo al diablo, fue en los días de nuestro Salvador llamado blasfemia, y también es blasfemia el día de hoy.
2. Los muchos experimentos sobre el tiempo definido. Desde que los 2300 días terminaron en 1844, muchas fechas de su terminación han sido fijadas por diferentes individuos. Al hacer esto han removido “puntos de referencia” y han arrojado obscuridad y duda sobre todo el movimiento adventista.
3. El Espiritismo con todas sus fantasías y extravagancias. Esta artimaña del diablo, la cual a logrado un labor mortal, está muy bien representada por el “polvo” y “todo tipo de escombro.” Muchos de los que bebieron el veneno del espiritismo admitieron la verdad sobre nuestra experiencia pasada del advenimiento, y por este hecho muchos han creído que el espiritismo era un fruto natural de creer que Dios conducía los granes movimientos del advenimiento en 1843 y 1844. Pedro, hablando de aquellos que traerían herejías, aun negando al Señor que los había rescatado dice: “POR MOTIVO DE AQUELLOS, SE HABLARA MAL DEL CAMINO DE LA VERDAD.”
4. S.S. Snow profesando ser “El Profeta Elias-” Este hombre es su rara y salvaje carrera, ha tenido su parte esta labor mortal y su curso ha tenido una tendencia a llevar dudas a las mentes de los santos que esperan. A este catalogo de errores yo puedo añadir muchos mas, tal como el “milenio” de apocalipsis 20:4,7, en el pasado, los 144,000 de Apocalipsis 7:4; 9:1; aquellos que se “levantaron de los sepulcros” después de la resurrección de Cristo, la doctrina de no a las obras, la doctrina de la destrucción de los infantes, Etc. Etc.
Estos errores fueron tan industrialmente propagados, e instados sobre el rebaño que esperaba, que cuando el Hno. Miller tubo el sueño que las verdaderas joyas fueron excluidas de su vista y que las palablas del profeta eran aplicables: “Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir (Isa 59:14). En aquel entonces y por aquellos lugares no había ninguna publicación sobre el advenimiento que defendiera la causa de la verdad presente. La publicación “Day-Dawn” fue la última en defender esta postura verdadera del rebaño, pero esta murió varios meses antes que el Señor le diera al Hno. Miller este sueño; y en su última lucha antes de morir apuntaba a los santos a 1877, treinta años hacia el futuro de aquel entonces, como el tiempo de su ultima liberación. Ay! Ay! Con razón el Hno. Miller, en su sueño, se sentó y lloro debido al estado triste de la situación.
El cofre (ver la primer nota en la primer pagina) representa la verdad sobre el advenimiento que el Hno. Miller publico al mundo, como es señalada en la parábola de las diez vírgenes (Mateo 15:1-11). Primero el tiempo, 1843, segundo, el tiempo de espera, tercero, el clamor de media noche, en el séptimo mes, 1844, y cuarto, al cerrarse la puerta. Nadie que haya leído las publicaciones sobre el segundo advenimiento desde 1843, podrá negar que el Hno. Miller ha defendido estos cuatro puntos importantes en la historia del advenimiento. Este sistema armonioso de verdad o “cofre” ha sido roto en pedazos, y esparcido entre los escombros por aquellos que han rechazado sus propias experiencias, y han negado las mismas verdades que ellos junto con el Hno. Miller predicaron sin temor al mundo.
El hombre con la escobilla representa la clara luz de la verdad presente, resaltada por el mensaje del 3er ángel (Apoc. 14: 9-12) el cual está ahora purgando (echando fuera) los errores del remante. La causa de la verdad presente comenzó a revivir en la primavera de 1848, y ha estado levantándose y ganando fuerza desde ese tiempo hasta ahora. La escobilla ha estado trabajando y los errores han muerto ante la clara luz de la verdad, y algunas de las preciosas joyas, quienes por un tiempo corto fueron cubiertas y excluidas de la vista por la obscuridad y el error, ahora están frente a la luz clara de la verdad presente. Este trabajo de sacar y purgar las joyas del error está incrementando rápidamente, y está destinado a seguir adelante con creciente poder, hasta que todos los santos hayan sido buscados y reciban el sello del Dios viviente. Compare esto con el capítulo 34 de Ezequiel, y usted verá que Dios ha prometido juntar su remanente que había sido esparcido en este día nublado y obscuro, desde 1844. Antes de que Jesus venga, el pequeño remanente será juntado en la unidad de la fe. Jesus está ahora purificando “para sí mismo gente peculiar, celosos de buenas obras,” y cuando el venga el encontrara a su “iglesia sin mancha, o arruga, o cualquier defecto.” “Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará” Mateo 3:12.
El segundo cofre mucho más grande y más hermoso que el primero, al cual las joyas, diamantes y monedas regadas fueron juntadas, representa el campo amplio de la verdad presente en el cual el remanente esparcido será juntado, aun los 144,000, todos ellos teniendo el sello del Dios viviente. Ninguno de esos preciosos diamantes serán dejados en la obscuridad. Aun cuando algunos no son más grandes que la punta de un alfiler, ellos no serán pasados por alto, ni dejados fuera en este día cuando Dios este recogiendo a sus joyas (Malaquías 3:16-18). El puede enviar a sus ángeles y rápidamente sacarlos como lo hizo con Lot en Sodoma.” porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud” Romanos 9:28.La iglesia entonces será pura y sin mancha delante del trono de Dios, habiendo confesado todos su errores, faltas y pecados, y habiendo sido lavados limpios por la sangre de Cristo, ellos serán sin mancha o imperfección. Entonces ellos brillaran diez veces más que la primera vez.