Silver spring, Estados Unidos…[ASN] El presidente mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, pastor Ted Wilson, hizo una declaración oficial este lunes, 11, analizando la violencia y las crisis por las cuales pasa el mundo y reafirmando el papel profético de la Iglesia Adventista, denominación con más de 19 millones de miembros en el mundo. A seguir el artículo completo:
Llamado a los Adventistas del Séptimo Día en todo el mundo
Hace poco tiempo, del sur de Sudán a Estados Unidos, a Bangladesh, a Irak, a Turquía y más, parece que los vientos de guerras han aumentado y calentado hasta desbordarse. Las personas inocentes y sin aviso fueron terriblemente afectadas. He orado por estos lugares y por las familias involucradas y las diferentes situaciones.
Aunque no queramos ser alarmistas, y debamos mantener equilibrio dado por el cielo, confianza y esperanza, parece que el mundo cada vez se desintegra más, día a día. A pesar de que sabemos que ese tipo de dificultades y tragedias serán comunes en el final de los tiempos, debemos ser faroles espirituales y anclas de influencia moral en estos momentos de incertidumbre desenfrenada.
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Nuestra influencia espiritual solo vendrá cuando estemos totalmente apoyados en el Señor, nuestra Roca y Salvación. Cristo nos advierte en Mateo 24:12-14 (NVI): “Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo. Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin”.
Al colocarnos nosotros mismos, nuestras familias, nuestras comunidades y a nuestra iglesia en las manos del Dios omnipotente, nos damos cuenta de que solo él puede protegernos y cuidarnos al aproximarnos a los últimos días de la historia de la tierra. La ilegalidad, que parece generalizada en tantos lugares, puede extinguir el amor por los demás, pero al encontrar nuestro cimiento en el amor de Cristo, nuestro amor por los demás puede florecer al compartirlo con los demás y nuestras acciones bendecidas por el cielo serán un gran testimonio para todos a nuestro alrededor.
Sin dudas, el evangelio del reino está siendo predicado en todo el mundo, y los miembros de iglesia están involucrados activamente en la Participación Total de Miembros para mostrarle al mundo el amor de Cristo en palabras y hechos. Sin embargo, es más crucial que aumentemos nuestros esfuerzos para compartir como Iglesia Adventista, personal y corporativamente, las maravillosas buenas nuevas del mensaje de los tres ángeles que llevan las personas a Cristo y su poder para cambiar vidas, y que sean cada vez más semejantes a él.
Vea entrevista con el pastor Ted Wilson sobre los desafíos para la Iglesia Adventista
Cristo es nuestra brújula
Solamente en Cristo y su justicia podemos encontrar la verdadera dirección para nuestras vidas, las vidas de nuestras familias, para nuestras comunidades y para la sociedad como un todo. Los mensajes proféticos poderosos y fuertes de la proclamación de Dios para los últimos días deben verse en nuestra vida práctica cristiana diaria y en la proclamación que damos. Este es el momento para que los adventistas del séptimo día muestren al mundo, a través del poder del Espíritu Santo, lo que significa tener esperanza en el poder del Señor para transformar nuestras vidas y la de la sociedad.
Conocemos el entendimiento profético de Daniel y Apocalipsis, que este mundo se convertirá en caos y se opondrá a la Palabra de Dios, pero eso no significa que no podemos ser fuertes centinelas de la gracia de Dios y del poder celestial para centrar la atención de las personas en el pronto regreso de Jesús.
Hago un llamado a los adventistas del séptimo día de todo el mundo para concentrar su atención en Cristo, su Palabra, su justicia, su servicio en el Santuario, su poder salvador en el Gran conflicto, su mensaje de los tres ángeles, su mensaje de salud, su misión de los últimos días y su pronta segunda venida.
Pidámosle al Espíritu Santo el poder de la lluvia tardía para que el mensaje de la proclamación de Dios para los últimos días se esparza como un incendio a través de nuestro testimonio, la proclamación de la Palabra y nuestras acciones semejantes a las de Cristo, de amor celestial por los demás. Es imperativo que percibamos el tiempo en el que estamos viviendo y nos concentremos en el mensaje y en la misión confiada a la Iglesia Adventista del Séptimo Día para este tiempo.
Seamos fieles al proclamar la justicia de Cristo, que es el núcleo del mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14, en contraste con la autoabsorción y la autoconcentración de los poderes de la bestia de Apocalipsis 13. No nos dejemos distraer de nuestra misión, y enfoquémonos en Cristo y en su poder para salvar, en especial durante estos momentos difíciles en todo el mundo.
El conflicto de los siglos en la página 478 nos dice: “Satanás inventa innumerables medios de distraer nuestras mentes de la obra en que precisamente deberíamos estar más ocupados. El archiseductor aborrece las grandes verdades que hacen resaltar la importancia de un sacrificio expiatorio y de un Mediador todopoderoso. Sabe que su éxito estriba en distraer las mentes de Jesús y de su obra. Los que desean participar de los beneficios de la mediación del Salvador no deben permitir que cosa alguna les impida cumplir su deber de perfeccionarse en la santificación en el temor de Dios. En vez de dedicar horas preciosas a los placeres, a la ostentación o a la búsqueda de ganancias, las consagrarán a un estudio serio y con oración de la Palabra de verdad El pueblo de Dios debería comprender claramente el asunto del santuario y del juicio investigador. Todos necesitan conocer por sí mismos el ministerio y la obra de su gran Sumo Sacerdote. De otro modo, les será imposible ejercitar la fe tan esencial en nuestros tiempos, o desempeñar el puesto al que Dios los llama”.
Posición distintiva para los adventistas
Dios quiere que los adventistas del séptimo día ocupen una posición única en la Tierra al final del tiempo y este es el momento de hacerlo. La iglesia Adventista del Séptimo Día es un movimiento profético con un mensaje profético sobre una misión profética. Su líder es Dios mismo y no los seres humanos. Dios tiene un trabajo especial y un mensaje que debe ser proclamado por todos los miembros, y no solo por los pastores y obreros de la iglesia. De esto se trata la Participación Total de Miembros. Todo el mundo que hace algo por Jesús, proclama el mensaje salvador de los últimos días a través de la palabra y acciones de amor, todos dirigidos por el poder del Espíritu Santo. En Testimonios para la iglesia, tomo 9, en la página 95 leemos: “La obra de Dios en este mundo no podrá terminarse hasta que los hombres y las mujeres que componen la feligresía de nuestra iglesia se interesen en la obra y unan sus esfuerzos con los de los ministros y dirigentes de la iglesia”.
Debemos concentrar la atención de las personas en Cristo y en lo que él hizo y hace por nosotros. Continuando con la inspiración de El gran conflicto, leemos en algunos fragmentos entre las páginas 479 y 480: “Todos los que han recibido la luz sobre estos asuntos deben dar testimonio de las grandes verdades que Dios les ha confiado. El santuario en el cielo es el centro mismo de la obra de Cristo en favor de los hombres. Concierne a toda alma que vive en la tierra. Nos revela el plan de la redención, nos conduce hasta el fin mismo del tiempo y anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y el pecado. Es de la mayor importancia que todos investiguen a fondo estos asuntos, y que estén siempre prontos a dar respuesta a todo aquel que les pidiere razón de la esperanza que hay en ellos. La intercesión de Cristo por el hombre en el santuario celestial es tan esencial para el plan de la salvación como lo fue su muerte en la cruz. Con su muerte dio principio a aquella obra para cuya conclusión ascendió al cielo después de su resurrección. Por la fe debemos entrar velo adentro, “donde entró por nosotros como precursor Jesús”. Hebreos 6:20. Allí se refleja la luz de la cruz del Calvario. […]Estamos viviendo ahora en el gran día de la expiación. […] todos los que desean que sus nombres sean conservados en el libro de la vida, deben ahora, en los pocos días que les quedan de este tiempo de gracia, afligir sus almas ante Dios con verdadero arrepentimiento y dolor por sus pecados. Hay que escudriñar honda y sinceramente el corazón. Hay que deponer el espíritu liviano y frívolo al que se entregan tantos cristianos de profesión. Empeñada lucha espera a todos aquellos que quieran subyugar las malas inclinaciones que tratan de dominarlos. […] Solemnes son las escenas relacionadas con la obra final de la expiación. Incalculables son los intereses que esta envuelve. El juicio se lleva ahora adelante en el santuario celestial”.
Confíe completamente en Jesús
Confiemos completamente en la gracia y en los méritos de Jesús, quien nos puede salvar y ayudar a compartir su amor incomparable con el mundo que nos rodea. En Testimonios para la iglesia, tomo 9, página 11 se nos dice: “Estamos viviendo en el tiempo del fin. El presto cumplimiento de las señales de los tiempos proclama la inminencia de la venida de nuestro Señor. La época en que vivimos es importante y solemne. El Espíritu de Dios se está retirando gradual pero ciertamente de la tierra. Ya están cayendo juicios y plagas sobre los que menosprecian la gracia de Dios. Las calamidades en tierra y mar, la inestabilidad social, las amenazas de guerra, como portentosos presagios, anuncian la proximidad de acontecimientos de la mayor gravedad. Las agencias del mal se coligan y combinan fuerzas para la gran crisis final. Grandes cambios están a punto de producirse en el mundo, y los movimientos finales serán rápidos”.
Hermanos y hermanas adventistas del séptimo día en todo el mundo: ¡Qué momento para vivir y confiar en los méritos de Cristo para que él nos use en su última proclamación al mundo de contar sobre su plan de salvación y su amor eterno!
Unámonos al llamado que nos ha dado nuestro Señor y formemos parte de la Participación Total de Miembros, compartamos la justicia de Cristo, su amor, su llamado al arrepentimiento y sumisión a él, el mensaje profundo de los tres ángeles y su pronto regreso. Compartamos con amor la Palabra de Dios y demos un ejemplo semejante al de Cristo con su gracia y poder. ¡Ven, Señor Jesús!
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