TE HAS DESVIADO DE LA SENDA ANTIGUA?
“Así dijo YAHWEH: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.” Jeremías 6:16
Sólo en la medida en que la ley de Dios sea repuesta en el lugar que le corresponde habrá un avivamiento de la piedad y fe primitiva entre los que profesan ser su pueblo." (El Conflicto de los Siglos, pág. 532)
Un autor ha comparado la tentativa de cambiar la ley de Dios con una antigua práctica malvada de hacer apuntar en una dirección errónea una señal colocada en una importante encrucijada de caminos. A menudo, un acto tal ocasionaba mucha perplejidad y grandes aprietos. PR 133.2
Dios erigió una señal indicadora para los que viajan en este mundo. Un brazo de esta señal apuntaba hacia la obediencia voluntaria al Creador como camino que llevaba a la felicidad y la vida, mientras que el otro brazo indicaba la desobediencia como sendero que lleva a la desgracia y a la muerte. El camino a la felicidad estaba tan claramente definido como solían estarlo los caminos que llevaban a la ciudad de refugio en tiempos de los judíos. Pero en mala hora para la familia humana, el gran enemigo de todo bien puso las señales en sentidos contrarios, y multitudes han errado el camino. PR 133
El Señor definió claramente la obediencia como camino que llevaba a la ciudad de Dios; pero el hombre de pecado cambió la dirección de la señal, y la puso en un sentido erróneo. Estableció un falso día de reposo, e hizo creer a hombres y mujeres que descansando en él obedecían a la orden del Creador. PR 134.2
La señal indicadora que fué cambiada apunta en un sentido equivocado, pero Dios no ha cambiado! El que es el mismo ayer, hoy y por los siglos, declaró acerca del día de reposo, o sábado: “Es señal entre mí y vosotros por vuestras edades.” “Señal es para siempre.” Éxodo 31:13, 17.
En una ocasión, por orden de Jehová, el profeta se situó en una de las principales entradas de la ciudad, y allí insistió en lo importante que era santificar el sábado. Los habitantes de Jerusalén estaban en peligro de olvidar la santidad del sábado, y los amonestó solemnemente contra la costumbre de seguir con sus ocupaciones seculares en ese día. Les prometió una bendición a condición de que obedecieran. El Señor declaró: “Será empero, si vosotros me obedeciereis, dice Jehová, no metiendo carga por las puertas de esta ciudad en el día del sábado, sino que santificareis el día del sábado, no haciendo en él ninguna obra; que entrarán por las puertas de esta ciudad, en carros y en caballos, los reyes y los príncipes que se sientan sobre el trono de David, ellos y sus príncipes, los varones de Judá, y los moradores de Jerusalem: y esta ciudad será habitada para siempre.” Jeremías 17:24, 25. PR 302.3
En la obra final que Dios realiza en la tierra, el estandarte de su ley volverá a enarbolarse.
Paraos en los caminos y preguntad por las sendas antiguas... y andad por el!
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