Los discípulos le preguntan a Cristo acerca de su regreso
Las palabras de Cristo (Mateo 24:2-3) habían sido pronunciadas a oídos de gran número de personas; pero cuando Jesús estuvo solo, Pedro, Juan, Santiago y Andrés vinieron a él mientras estaba sentado en el monte de las Olivas. “Dinos—le dijeron—, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?” EUD 31.1
En su contestación a los discípulos, Jesús no consideró por separado la destrucción de Jerusalén y el gran día de su venida. Mezcló la descripción de estos dos acontecimientos. Si hubiese revelado a sus discípulos los acontecimientos futuros como los contemplaba él, no habría podido soportar la visión. Por misericordia hacia ellos, fusionó la descripción de las dos grandes crisis, dejando a los discípulos estudiar por sí mismos el significado.—El Deseado de Todas las Gentes, 581-582 (1898). EUD 31.2
Se desconoce el tiempo del regreso de Cristo
Muchos de los que tomaron el nombre de adventistas han incurrido en el error de fijar fechas para la venida de Cristo. Lo han hecho repetidas veces, pero el resultado ha sido cada vez el fracaso. Se nos declara que el tiempo definido de la venida de nuestro Señor está fuera del alcance de los mortales. Aun los ángeles que ministran a los que han de ser herederos de la salvación no conocen ni el día ni la hora. “Empero del día y hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino mi Padre solo”. Mateo 24:36.—Joyas de los Testimonios 1:506 (1879). EUD 32.1
No hemos de saber el tiempo definido ni para el derramamiento del Espíritu Santo ni para la venida de Cristo […]. ¿Por qué Dios no nos ha dado este conocimiento? Porque si lo hiciera, no haríamos un uso correcto del mismo. Como resultado de este conocimiento, existiría entre nuestro pueblo un estado de cosas que retardaría grandemente la obra de Dios de preparar a un pueblo para estar en pie en el gran día que vendrá. No debemos vivir en base a una agitación relacionada con el tiempo […]. EUD 32.2
Usted no podrá decir que él [Jesús] vendrá dentro de uno, dos o cinco años, ni tampoco tiene que postergar su venida diciendo que tal vez no ocurra por diez o veinte años.—The Review and Herald, 22 de marzo de 1892. EUD 32.3
Nos estamos acercando al gran día de Dios. Las señales se están cumpliendo. Y sin embargo, no tenemos un mensaje que nos diga el día y la hora de la aparición de Cristo. El Señor nos ha encubierto sabiamente este asunto para que siempre podamos estar en un estado de expectación y preparación para la segunda aparición de nuestro Señor Jesucristo en las nubes del cielo.—Carta 28, 1897. EUD 32.4
El tiempo exacto de la segunda venida del Hijo del hombre es un misterio de Dios.—El Deseado de Todas las Gentes, 586 (1898). EUD 32.5
Nuestro mensaje no consiste en fijar una fecha
No pertenecemos a ese grupo que define el tiempo exacto que transcurrirá antes de la segunda venida de Jesús con poder y gran gloria. Algunos han fijado una fecha, y cuando esta ha pasado, su espíritu presuntuoso no ha aceptado la reprensión, sino que han fijado otra y otra fecha. Pero muchos fracasos sucesivos los han identificado como falsos profetas.—Fundamentals of Christian Education, 335 (1895). EUD 32.6
Dios no le da a ningún hombre un mensaje de que pasarán cinco o diez o veinte años antes de que concluya la historia de esta tierra. El no quiere darle a ningún ser viviente una excusa para demorar la preparación para su venida. El espera que nadie diga, como lo hizo el siervo infiel: “Mi señor tarda en venir”, porque esto conduce a un descuido temerario de las oportunidades y privilegios para prepararnos para ese gran día.—The Review and Herald, 27 de noviembre de 1900. EUD 33.1
La fijación de fechas conduce a la incredulidad
Por haber pasado repetidas veces la fecha fijada por algunos, el mundo se encuentra en un estado de incredulidad más decidida que antes con respecto al próximo advenimiento de Cristo. El mundo considera con disgusto el fracaso de los que fijaron fechas; y porque hubo hombres que se dejaron seducir de este modo, muchos se apartan de la verdad presentada por la Palabra de Dios según la cual el fin de todas las cosas está cercano.—Joyas de los Testimonios 1:506 (1879). EUD 33.2
Entiendo que el Hno. [A. G.] Daniells ha fijado fecha, por decirlo así, declarando que el Señor vendrá dentro de cinco años. Ahora bien, espero que no se extenderá por todas partes la impresión de que somos de aquellos que fijan fechas. Que no se hagan tales comentarios. No hacen ningún bien. Que no se trate de conseguir un reavivamiento en base a ninguno de esos argumentos, sino que se use de la debida cautela en toda palabra que se expresa, para que los fanáticos no se apoderen de nada que les permita crear una excitación que entristezca al Espíritu Santo. EUD 33.3
No queremos agitar las pasiones de la gente para desatar una conmoción en la que se excitan los sentimientos y los principios pierden el control. Siento que necesitamos estar en guardia por todos lados, porque Satanás está activo para hacer todo lo posible a fin de insinuar sus estratagemas y ardides que serán un poder para hacer daño. Debe temerse cualquier cosa que suscite una conmoción, que cree una excitación sobre una base equivocada, porque la reacción seguramente vendrá.—Carta 34, 1887. EUD 33.4
Siempre habrá en la iglesia movimientos espurios y fanáticos realizados por personas que pretenden ser guiadas por Dios, por aquellos que correrán antes de ser enviados, y que establecerán fechas para el cumplimiento de profecías que aún no se han realizado. El enemigo se regocija con este proceder, porque sus repetidos fracasos y su desviación de la atención hacia puntos falsos provoca confusión e incredulidad.—Mensajes Selectos 2:96 (1897). EUD 34.1
No hay una profecía de tiempo que vaya más allá de 1844
Declaré definidamente a estas personas fanáticas, en las reuniones espirituales celebradas en Jackson, que estaban haciendo la obra del adversario de las almas; que se hallaban en tinieblas. Pretendían poseer una gran luz según la cual el tiempo de gracia terminaría en octubre de 1844. Entonces declaré en público que al Señor le había placido mostrarme que no habría una fecha definida para el mensaje dado por Dios desde 1844.—Mensajes Selectos 2:83 (1885). EUD 34.2
Nuestra posición ha sido de esperar y velar, sin que se proclame un tiempo [o fecha] que tenga lugar entre el fin de los períodos proféticos en 1844 y el momento de la venida de nuestro Señor.—Manuscript Releases 10:270 (1888). EUD 34.3
La gente no tendrá otro mensaje acerca de un tiempo definido. Después de este lapso (Apocalipsis 10:4-6), que ahora abarca desde 1842 a 1844, no puede haber ningún cómputo definido de tiempo profético. El cálculo más prolongado llega hasta el otoño de 1844.—Comentario Bíblico Adventista 7:982 (1900). EUD 34.4
Elena G. de White esperaba el regreso de Cristo en sus días
Se me mostró el grupo presente en la Conferencia. Dijo el ángel: “Algunos serán alimento para los gusanos, algunos sufrirán las siete últimas plagas, algunos estarán vivos y permanecerán sobre la tierra para ser trasladados en la venida de Jesús”.—Testimonies for the Church 1:131-132 (1856). EUD 34.5
Puesto que el tiempo es corto, debiéramos trabajar con diligencia y doblada energía. Nuestros hijos quizás nunca entren en la universidad.—Testimonies for the Church 3:159 (1872). EUD 35.1
No es realmente sabio tener hijos ahora. El tiempo es corto, están sobre nosotros los peligros de los últimos días, y los hijos pequeños serán mayormente arrebatados antes de esto.—Carta 48, 1876. EUD 35.2
En esta época del mundo, cuando las escenas de la historia terrenal están por clausurarse pronto, y estamos por entrar en el tiempo de angustia como nunca lo hubo, cuantos menos sean los casamientos contraídos, mejor para todos, tanto hombres como mujeres.—Joyas de los Testimonios 2:124 (1885). EUD 35.3
Vendrá la hora, no está muy lejana, y algunos de nosotros que ahora creemos, estaremos vivos sobre la tierra y veremos el cumplimiento de la predicción, y oiremos la voz del arcángel y la trompeta de Dios que resuena desde la montaña, la llanura y el mar hasta las partes más distantes de la tierra.—The Review and Herald, 31 de julio de 1888. EUD 35.4
El tiempo de prueba está precisamente delante de nosotros, pues el fuerte pregón del tercer ángel ya ha comenzado en la revelación de la justicia de Cristo, el Redentor que perdona los pecados.—Mensajes Selectos 1:425 (1892). EUD 35.5
Se explica la demora
La larga noche de lobreguez es angustiosa, pero se posterga la mañana por misericordia, porque si el Maestro viniese muchos serían encontrados sin preparación.—Testimonies for the Church 2:194 (1868). EUD 35.6
Si los adventistas, después del gran chasco de 1844, se hubieran aferrado a su fe y hubieran ido unidos en pos de la providencia de Dios que abría el camino, y si hubieran recibido el mensaje del tercer ángel y si lo hubieran proclamado al mundo con el poder del Espíritu Santo, habrían visto la salvación de Dios, el Señor hubiera obrado con poder mediante sus esfuerzos, la obra se habría terminado y Cristo habría venido para recibir a su pueblo y darle su recompensa […]. No era la voluntad de Dios que se demorara así la venida de Cristo […]. EUD 35.7
Durante cuarenta años, la incredulidad, la murmuración y la rebelión impidieron la entrada del antiguo Israel en la tierra de Canaán. Los mismos pecados han demorado la entrada del moderno Israel en la Canaán celestial. En ninguno de los dos casos faltaron las promesas de Dios. La incredulidad, la mundanalidad, la falta de consagración y las contiendas entre el profeso pueblo de Dios nos han mantenido en este mundo de pecado y tristeza tantos años.—El Evangelismo, 504-505 (1883). EUD 36.1
Si la iglesia de Cristo hubiese hecho su obra como el Señor le ordenaba, todo el mundo habría sido ya amonestado, y el Señor Jesús habría venido a nuestra tierra con poder y grande gloria.—El Deseado de Todas las Gentes, 587-588 (1898). EUD 36.2
Las promesas de Dios son condicionales
Los ángeles de Dios en sus mensajes dados a los hombres representan el tiempo como algo muy corto.Ver Romanos 13:11-12; 1 Corintios 7:29; 1 Tesalonicenses 4:15, 17; Hebreos 10:25; Santiago 5:8-9; 1 Pedro 4:7; Apocalipsis 22:6-7. Así es como siempre me ha sido presentado. Es cierto que el tiempo ha sido más largo de lo que habíamos esperado en los primeros días del mensaje. Nuestro Salvador no apareció tan pronto como lo esperábamos. ¿Pero ha fallado la Palabra de Dios? ¡Nunca! Debiera recordarse que las promesas y las amenazas de Dios son igualmente condicionales […]Ver Jeremías 18:7-10; Jonás 3:4-10.. EUD 36.3
Tal vez tengamos que permanecer aquí en este mundo muchos años más debido a la insubordinación, como les sucedió a los hijos de Israel; pero por amor de Cristo, su pueblo no debe añadir pecado sobre pecado culpando a Dios de las consecuencias de su propia conducta errónea.—El Evangelismo, 504-505 (1901). EUD 36.4
Lo que Cristo está esperando
Cristo espera con un deseo anhelante la manifestación de sí mismo en su iglesia. Cuando el carácter de Cristo sea perfectamente reproducido en su pueblo, entonces vendrá él para reclamarlos como suyos. EUD 36.5
Todo cristiano tiene la oportunidad no solo de esperar, sino de apresurar la venida de nuestro Señor Jesucristo. Si todos los que profesan el nombre de Cristo llevaran fruto para su gloria, cuán prontamente se sembraría en todo el mundo la semilla del Evangelio. Rápidamente maduraría la gran cosecha final y Cristo vendría para recoger el precioso grano.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 47-48 (1900). EUD 37.1
Mediante la proclamación del Evangelio al mundo, está a nuestro alcance apresurar la venida de nuestro Señor. No solo hemos de esperar la venida del día de Dios, sino apresurarla.—El Deseado de Todas las Gentes, 587 (1898). EUD 37.2
Nos permite que, por la cooperación con él, acabemos con esta escena de miseria.—La Educación, 257 (1903). EUD 37.3
Un límite a la paciencia de Dios
Con infalible exactitud, el Ser Infinito sigue llevando una cuenta con todas las naciones. Mientras ofrece su misericordia, con invitaciones al arrepentimiento, esta cuenta permanece abierta; pero cuando las cifras llegan a cierta cantidad que Dios ha fijado, comienza el ministerio de su ira.—Joyas de los Testimonios 2:63 (1882). EUD 37.4
Dios lleva un registro de las naciones y los cálculos han aumentado contra ellos en los libros del cielo; y cuando se decrete una ley de que la transgresión del primer día de la semana será castigada, entonces su copa estará llena.—Comentario Bíblico Adventista 7:922 (1886). EUD 37.5
Dios mantiene una cuenta con las naciones […]. Cuando llegue plenamente el tiempo en que la iniquidad haya alcanzado el límite declarado de la misericordia de Dios, su paciencia cesará. Cuando las cifras acumuladas en los registros del cielo indiquen que está completa la suma de la transgresión, la ira vendrá.—Testimonies for the Church 5:524 (1889). EUD 37.6
Mientras la misericordia de Dios tiene mucha paciencia con el transgresor, hay un límite más allá del cual los hombres no pueden seguir en sus pecados. Cuando se llega a ese límite, se retira el ofrecimiento de la gracia y comienza la ejecución del juicio.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 160 (1890). EUD 37.7
El tiempo vendrá cuando los hombres llegarán en el fraude y la insolencia a un punto que el Señor no les permitirá sobrepasar, y entonces aprenderán que la paciencia de Jehová tiene límite.—Joyas de los Testimonios 3:281 (1909). EUD 38.1
Hay un límite más allá del cual los juicios de Jehová no pueden ya demorarse.—La Historia de Profetas y Reyes, 307 (1914). EUD 38.2
La transgresión casi ha llegado a su límite
El tiempo durará un poco más hasta que los habitantes de la tierra hayan llenado la copa de su iniquidad, y entonces la ira de Dios, que por tanto tiempo ha dormitado, despertará, y esta tierra de luz beberá la copa de su ira sin mezcla.—Testimonies for the Church 1:363 (1863). EUD 38.3
La copa de iniquidad está casi llena, y la justicia retributiva de Dios está por descender sobre los culpables.—Testimonies for the Church 4:489 (1880). EUD 38.4
La maldad de los habitantes de la tierra, casi ha hecho desbordar la copa de sus iniquidades. Casi ha llegado la tierra al punto en el cual Dios se dispone a abandonarla en manos del destructor.—Joyas de los Testimonios 3:142 (1902). EUD 38.5
La transgresión casi ha llegado a su límite. La confusión llena el mundo, y pronto un gran terror vendrá sobre los seres humanos. El fin está muy cerca. Nosotros, que sabemos la verdad, debiéramos estar preparándonos para lo que pronto se desatará sobre el mundo como una sorpresa abrumadora.—Testimonies for the Church 8:28 (1904). EUD 38.6
Debiéramos recordar el gran día de Dios
Debemos educarnos para estar pensando y explayándonos en las grandes escenas del juicio que están precisamente ante nosotros. El hecho de mantener nuestra mente en las escenas del gran día de Dios, cuando todo será revelado, tendrá un efecto sobre nuestro carácter. Un hermano me dijo: “Hermana White, ¿cree usted que el Señor vendrá dentro de diez años?” “¿Qué diferencia hace para usted si él viene dentro de dos, cuatro o diez años?” “Pues—dijo él—, si supiese que el Señor viene en diez años, creo que haría algunas cosas en forma diferente a como las hago ahora”. EUD 38.7
“¿Qué haría usted?”, dije yo. EUD 39.1
“Oh—dijo él—, vendería mi propiedad y comenzaría a investigar la Palabra de Dios y trataría de advertir a la gente y conseguir que se preparen para su venida, y le suplicaría a Dios que yo pudiese estar listo para encontrarlo. EUD 39.2
Luego le dije: “Si usted supiese que el Señor no viene hasta de aquí a veinte años, ¿viviría en forma diferente?” EUD 39.3
El repuso: “Creo que sí […]”. EUD 39.4
¡Cuán egoísta fue la expresión de que viviría una vida diferente si supiera que el Señor vendría en diez años! Enoc caminó con Dios 300 años. Esta es una lección para nosotros para que caminemos con Dios cada día, sabiendo que no estamos seguros a menos que estemos esperando y velando.—Manuscrito 10, 1886. EUD 39.5
La brevedad del tiempo
Ojalá que el Señor no dé descanso, día ni noche, a aquellos que ahora son descuidados e indolentes en la causa y la obra de Dios. El fin está cerca. Esto es lo que Jesús quisiera siempre mantener ante nosotros: la brevedad del tiempo.—Carta 97, 1886. EUD 39.6
Cuando estemos de pie con los redimidos sobre el mar de vidrio, con las arpas de oro y las coronas de gloria y ante la eternidad sin límites, entonces veremos cuán breve fue el período de prueba que hubo que esperar.—Manuscript Releases 10:266 (1886). EUD 39.7
“¿Cuándo serán estas cosas?” del libro: Eventos de los Últimos Días por Ellen G. White
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