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viernes, 17 de febrero de 2017

El Justo por la Fe Vivirá

Creo que Dios no me Protege 

Frecuentemente recordamos las maravillosas promesas de la Biblia, como el Salmo 91, especialmente los versículos 11:12: “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra” Alguna vez se preguntó: ¿Dónde están esos Ángeles?

Cinco Tragedias personales

Betty, mi esposa y yo estuvimos involucrados en cinco accidentes de automóviles con lesiones graves en todos ellos:
1. El primero ocurrió en una noche cuando estaba de rodillas en la oscuridad, tratando de poner las cadenas en los neumáticos de nuestro carro, mientras que Betty sostenia una linterna. De repente, un coche se deslizó por la pista haciéndome volar por la parte trasera de nuestro coche. Yo estaba muy lastimado en el accidente. Mientras estaba acostado en la cama del hospital, no pude evitar pensar: ¿Por qué los ángeles no me protegieron?
2. En una carretera de grava, el coche dio varias vueltas antes de aterrizar sobre un lecho de rocas. Betty y yo estábamos heridos y el coche completamente destruido, pero nuestra mayor preocupación eran nuestros hijos. Ronald, de tres años, no se quejaba de nada. Pero Harvey, de un año, resultó gravemente herido, y no dejaba de llorar. La ayuda médica más cercana estaba a más de 300 kilómetros, y los dos siguientes días nadie podía llegar allí. Piense en cuanto nos estresamos y nos preocupamos! ¿Dónde estaban los ángeles?
3. Viajábamos en una calle principal, cuando de repente un coche vino de la calle transversal y alcanzo nuestra puerta derecha donde Betty estaba sentada. Imagínese cómo se lesionó! Y nuestro coche se volvió un depósito de chatarra. El conductor del otro vehículo, dijo que el sol lo eclipsó. ¿Por qué, entonces, los ángeles no nos protegieron?
4. Estabamos yendo en carro para la casa en una carretera de montaña, cuando se empezó a nevar – la primera nevada de la temporada. Al llegar a una estrecha franja de la carretera donde había un acantilado de una lado y una montaña del otro, un coche se deslizó y nos dio de frente. Betty fue gravemente herida, pero incluso yo cojo, pude ver si había alguien herido en el otro coche. Las dos ancianas que estaban allí dijeron que fuimos una respuesta a sus oraciones, porque impedimos que cayeran al acantilado.
Pero ¿por qué, entonces, no los ángeles nos protegieron?
5. En el último accidente, una camioneta grande que nos golpeo en el lado del conductor, hiriendo gravemente a Betty y a mi, dejándome incapaz de trabajar. Para empeorar las cosas, el otro conductor tenia un seguro mínimo; así que tuvimos que utilizar gran parte de nuestros ahorros para cubrir los gastos de automóvil.
¿Por qué ocurrió esto? ¿DONDE están esos tales ÁNGELES??

Comprendiendo las promesas

A menudo escuchamos historias maravillosas en que realmente vemos la protección de Dios. Pero cuando revisamos nuestra vida, a veces parece que esta protección no existe. ¿Será que los ángeles ayudan a algunos hijos de Dios mas que a otros? ¿Será que ayudan en ciertos lugares y horarios apenas?
¿Y qué decir de David, que probablemente escribió el Salmos que nos ocupa? El huyó durante muchos años, para salvar su vida, ¿verdad? Y Jesús, después de su bautismo, fue llevado al desierto, estando sin alimentos y agua durante cuarenta días? Irónicamente, el propio enemigo citó el Salmo 91 a Él: “Si eres el Hijo de Dios”, dijo a Jesús: “échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra”(Mateo 4: 6).
Tenga en cuenta, sin embargo, que algo faltaba en lo que dijo el enemigo. “Cuando Satanás citó la promesa ‘a sus ángeles mandará acerca de ti” (Mateo 4: 6), omitió las palabras: “Que te guarden en todos tus caminos” (Salmo 91:11); es decir, en todas los caminos elegidos por Dios “(Ellen G. White, El Deseado de todas las gentes, p. 125). “Reconócelo en todos tus caminos”, dice la Biblia, “y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3: 6).

Permitido por Dios

Ese camino “elegido por Dios” no nos garantiza una vida fácil, pero si su protección y cuidado.
Tenga en cuenta estas palabras de aliento: “Cristo vivía rodeado de la presencia del Padre, y nada le aconteció que no fuese permitido por el Amor infinito para bien del mundo. Esto era su fuente de consuelo, y lo es también para nosotros. El que está lleno del Espíritu de Cristo mora en Cristo. El golpe que se le dirige a él, cae sobre el Salvador, que lo rodea con su presencia. Todo cuanto le suceda viene de Cristo. No tiene que resistir el mal, porque Cristo es su defensor. Nada puede tocarlo sin el permiso de nuestro Señor; y “todas las cosas” cuya ocurrencia es permitida “a los que aman a Dios…, les ayudan a bien” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 62).
Este permiso de Dios es evidente en la vida de Job. Cuando Satanás quería tentarle con pruebas, Dios impone los límites. Así fue con Cristo, cuando en el huerto de Getsemaní, imploro por alivio. Dios trata con nosotros en términos de tiempo y eternidad. Satanás siempre está tratando de destruirnos y Cristo nos advirtió que estaríamos frente a las dificultades. Pero Dios va a usar toda prueba para construir nuestro carácter.
En Romanos 5: 1-5, Pablo explica. No deberíamos simplemente disfrutar de la paz y la seguridad que provienen de la relación de fe con Cristo, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, “sabemos que el sufrimiento produce perseverancia;  la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza.  Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.”
Elena de White lo expresó así:”El hecho de que somos llamados a soportar pruebas demuestra que el Señor Jesús ve en nosotros algo precioso que quiere desarrollar.”(el Ministerio de Curación, pág. 373).
Y el ángel de Jehová acampa, sí, alrededor de los que le temen, y los defiende (ver Sal 34: 7; Jr. 29:11). El Dios eterno, sin duda, es nuestro refugio “Y acá abajo los brazos eternos” (Dt 33:27).
Tengamos buen ánimo. Las divinas promesas de cuidado y la protección son seguras. Escuche las palabras del último pasaje (Jeremías 29:11): “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.“(Isaías 41:10).

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